¿Cómo poner más orden a tu vida?

Foto por Sara Trejo

Ordenar nuestra vida inicia por reconocer que Dios es un Dios de orden

Por Cintia Peralta Martin

«El orden y el desorden, han sido grandes rivales desde el inicio de los tiempos. Tienen costumbres y hábitos distintos, formas diferentes de proceder y sobre todo, resultados en polos opuestos». ¿Qué te parece esta frase? ¿Eres una persona ordenada o desordenada? ¿Sabías que Dios es un Dios de orden?

Cuando todo comenzó «la tierra estaba desordenada y vacía». El orden, como lo conocemos, no existía. Todo alrededor era un completo caos hasta que Dios puso manos a la obra e inició el proceso de ordenarlo todo, de darle un sentido, una dirección. El Espíritu de Dios se movía, fluía y poco a poco le daba armonía a toda la creación.

En la actualidad, escuchamos hablar mucho de orden, minimalismo, vida ligera y sencilla. Sin embargo, a veces, se puede perder el foco de lo que realmente significa vivir una vida en orden y lo que Dios desea para nuestra existencia. 

Al admirar la naturaleza y todo lo creado, vemos cómo cada ciclo funciona a la perfección e incluso somos conscientes de la manera en la que Dios sostiene al mundo en sus manos.

Podemos ser tentadas a mirar nuestra pequeña vida, sentirnos insignificantes, desordenadas y sin propósito. Dios, en su sabiduría, permite que transitemos por este proceso, aunque nos asuste o duela por momentos, para invitarnos a dejar que su Espíritu comience la tarea de ordenar y llenar nuestras vidas con su presencia.

Por lo tanto, ordenar la vida no es seguir las sugerencias de algún gurú de turno que brinde el paso a paso para lograrlo, tampoco es obsesionarse con reglas y normas por realizar. Es más profundo y requiere mucha voluntad de quien acepta el reto.

En este momento déjame hablar a tu corazón, no como una experta, sino como una amiga que ha recorrido ese camino hacia el orden, que te escucha y te aconseja con humildad, por lo tanto permíteme recordarte las palabras de 1 Tesalonicenses 5:21: «Examinadlo todo, retened lo bueno». 

Es cierto que para iniciar un proceso de orden integral se requiere motivación, pero también tener en claro lo que dice Filipenses 2:13: «sólo Dios produce en nosotras, el querer como el hacer, por su buena voluntad».

Ordenar nuestra vida inicia por reconocer que Dios es un Dios de orden, y que si lo dejamos, Él enviará su Espíritu para fluir en y a través de nosotros, para ordenar nuestros pensamientos, sentimientos y decisiones. En ciertas ocasiones nuestras vidas no reflejan lo que queremos ser, podemos sentirnos desordenadas, vacías y sin rumbo claro. De ahí surge la importancia de entender la necesidad que tenemos de un Salvador, que nos acompañe a lo largo de toda nuestra vida. Cuando permitimos que Él nos muestre el camino y nos moldee, es cuando hemos empezado el proceso de orden integral.

Una vez que has iniciado el proceso de orden, desde adentro hacia afuera, es cuando

verdaderamente puedes sentirte lista para sostener los nuevos hábitos y rutinas que quieres en tu vida. A continuación quiero compartir contigo mi «Decálogo del orden» que podrá ayudarte de manera práctica en la tarea de vivir una vida organizada, plena y feliz:

Decálogo del orden

1) Dedica tiempo a conocerte a ti misma. Vida productiva y hogar en orden van de la mano.

2) No te aferres a los bienes materiales, ellos están para cumplir una función. Si ya no la cumplen, deshazte de los mismos sin pena y conserva solo lo que usarás.

3) Planificar, también es ordenar. Hazte amiga de las listas de pendientes, aprendiendo a priorizar.

4) Evita la acumulación. Si te identificas con esa tendencia, toma conciencia y trabaja en ello.

5) Procura asignarle un lugar a cada elemento, para que sepas donde dejarlo una vez que dejas de usarlo.

6) Libérate de las excusas del desorden porque no te permitirán avanzar. El «después» nunca llega, ¡evita la procrastinación!

7) Aprende a simplificar. Si una tarea te parece imposible, puedes dividirla en acciones más pequeñas.

8) Procura que ordenar no dependa de tu estado anímico. Cuando una tarea no es tu favorita, hazla primero.

9) Sé agradecida de lo poco o mucho que hayas podido hacer en el día. Eso te ayudará a ir transformando tu mentalidad.

10) Recuerda que todo proceso de orden requiere introspección, motivación y perseverancia.

¡Podrías tener altibajos pero no te desalientes!

Finalmente, ten en mente el ABCD del orden:

«A»: aprende a soltar.

«B»: busca la simplicidad.

«C»: continúa haciéndolo, cuidando tu mente en el proceso (¡fundamental!).

Y sobre todo la «D»: dedica tiempo, porque no es de un día para otro. Sé paciente y perseverante en los cambios que quieras lograr, confía en tu capacidad para resolver tus asuntos y ve por ello, comprendiendo que Dios está en medio de tí como poderoso gigante.

Decálogo tomado del libro de: Peralta Martin, Cintia. ¡Chau Desorden! claves para superarlo desde adentro hacia afuera. Págs. 139-140. Buenos Aires.


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