¿Vale la pena levantarme?
Considera esta pregunta y respóndela
Por Paulina Sánchez
Todos los días al levantarme siempre me pregunto: «¿Vale la pena?» Algunas veces la respuesta es tan convincente que no dudo ni un minuto en levantarme, pero hay días en que no la encuentro. Solo puedo escuchar la voz de Dios diciéndome: «No te rindas». Obedezco su voz y al continuar el día la respuesta se va revelando poco a poco.
Este mes tuve uno de esos días malos. Verás, he dejado a mi familia y mi territorio conocido para servir a los menos afortunados. Así que la noche del martes me sentí completamente sola, aunque no era cierto. Lloré y me tiré en la cama hasta quedarme dormida. Al día siguiente desperté y solo tenía ganas de seguir llorando, pero Dios me recordó Su amor y que lo que hago es por amor.
Así que, después de la tormenta, salí a mi trabajo de siempre y volví a ver al pequeño Alex. Su padre es un narcotraficante que está encarcelado. Su padrastro es un narcotraficante desaparecido. Al ver su rostro recordé la primera vez que él fue vulnerable conmigo y me contó sobre su vida.
En ese momento entendí que era necesario haberme levantado porque Alex necesitaba recordar que Dios es esperanza. Al verme, corrió y me dijo me había extrañado y ambos platicamos de lo valioso que él es para Dios y para el mundo. Dios me había dado la respuesta que necesitaba.
¿Vale la pena levantarme cada mañana? ¿Vale la pena que te levantes cada mañana? Para los que seguimos a Cristo es un ¡sí! ¡Mil veces sí! Cada día puede ser una nueva oportunidad de experimentar el amor de Dios y compartirlo con otros.
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