Una relación basada en la confianza

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Serie: Rumbo al altar

Por Esencia

Mi nombre es Sheila Hernández de Macip y tengo 20 años de casada.

Antes de mi esposo tuve dos novios y fueron relaciones en las cuales nunca me sentí cómoda o tranquila. La inseguridad era una característica nada agradable y siempre supe que eso yo no lo quería vivir. Aunque conocían de Dios, la relación no se basaba en la confianza. 

Conocí a mi esposo desde niña pues era el hermano de mi mejor amiga. En una ocasión, mi amiga tenía que ir a ver a una mujer de la iglesia y me pidió que la acompañara. Su hermano venía manejando, así que mientras ella hacía la visita, su hermano y yo nos quedamos en la sala conversando. 

Las horas pasaban y disfruté mucho la tarde. Como se hizo de noche, Israel y yo entramos a la cocina y empezamos a preparar algo. Hubo muchas risas, chistes y bromas. En la noche, cuando llegué a mi casa, pensé: «Este es el tipo de hombre con el que quiero estar toda mi vida». 

No recuerdo cuándo oré al Señor, pero fue una tarde de primavera. El aire era cálido y el cielo estaba precioso. Levanté mis ojos al Creador y le dije que me hiciera saber si Israel era el esposo que tenía preparado para mí. 

Posteriormente, empezamos a salir. El pretexto era su hermana, pero después de unos meses me pidió que fuera su novia. Me acuerdo de que mi hermano menor andaba por ahí y todavía nos reímos al recordarlo. 

Nuestro noviazgo duró seis años porque yo justo empezaba la universidad. Solíamos ir a la Alameda o al cine. Nos gustaba comer pizza. Caminábamos mucho y platicábamos de todo, sin máscaras. La amistad fue lo que más caracterizó nuestra relación. 

Otras claves en nuestro noviazgo fueron la confianza y ¡la locura! Esto le dio una chispa muy particular a nuestros tiempos juntos. 

Quizá estás en espera de la persona que Dios tiene para ti. ¿Te puedo dar unos consejos?

·       Ora al Señor con todo tu corazón para saber quien será tu esposo.

·       Basa tu relación primeramente en una amistad porque todo comienza ahí.

·       Ayúdense a ser mejores delante del Señor y con los demás (Pónganse retos de aprender un idioma juntos, lean un libro, aprendan un instrumento musical).


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