Y luego... ¿qué quieres que yo haga?

Foto por Phil Eager

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Por Karla Olivares

Ayudar a los demás debería ser una constante en nuestro diario actuar. Muchas veces hemos escuchado la frase: ¿Qué haría Jesús en mi lugar? Plantearnos esta pregunta es precisamente eso, intentar actuar de la misma manera que el Maestro ante cualquier situación. El Señor nos ordenó amar a los demás y es nuestro deber cumplirlo.

El mejor ejemplo existente del amor al prójimo lo tenemos en Jesucristo. El Señor se compadeció de nosotros, murió dándonos vida y salvación. Además, Dios en su Palabra nos dejó instrucciones claras, parábolas y ejemplos de cómo ser ayuda para el necesitado.

Apoyar a los necesitados es una manera de honrar al Señor. No solo somos de bendición para ellos con nuestra ayuda, Dios nos bendice también.

Te comparto tres maneras para servir en tu comunidad:

1. Busca lugares enfocados en ayudar:

En tu iglesia local es casi seguro que encontrarás una fundación o asociación que apoye a algún grupo vulnerable. Pregunta cómo ser voluntaria y participar en las actividades. Recuerda que estas fundaciones buscan compartir el evangelio y además dan ayuda genuina al necesitado. Puedes armar despensas, preparar comida, donar útiles escolares, incluso donar cabello. 

Si en tu iglesia no conoces de alguna asociación te comparto los datos de dos lugares:

Por una niñez venturosa: apoya a niños en zonas marginadas.

Roca de fortaleza: apoya adultos mayores y comunidades indígenas de bajos recursos.

2. Ora por motivos no pedidos:

Seguramente tus amigos y familiares te han pedido oración por algún motivo en especial, sin embargo, habrá otras peticiones que no compartan contigo. Esos motivos, que tú no conoces, pero que el Señor sabe, son por los que debes orar. Dudas espirituales, pecado, temor, angustias, son las luchas que no solemos compartir, ya sea por pena o miedo. Así que, entrega la carga de tus seres queridos a Jesús. Que sus corazones encuentren paz en esa tormenta que seguramente no sabes que está ocurriendo en sus vidas. Sin embargo, tú, al orar como hija de Dios, tienes plena certeza que Cristo está a cargo y preparando bendición durante la prueba.

3. Da apoyo verdadero:

Muchas veces decimos, «Si necesitas algo, no dudes en llamarme», pero ¿cuántas veces lo decimos de corazón y no solo de dientes para afuera? Sé un amiga real y brinda ayuda a todo el que lo requiere. ¿Tienes un amigo enfermo? Apoya a su familia llevando despensa o preparando comida. ¿Algún conocido o familiar está en el hospital? Dona sangre, ofrécete para cuidar al enfermo o apoya en los traslados al centro de salud. En los momentos difíciles el buen corazón de las personas se manifiesta por obra del Espíritu Santo de Dios.

Si está en tu corazón ayudar a los demás, házlo. El Señor quiere que seas de bendición para otros. No necesitas ser especialista en teología, nada más debes seguir el ejemplo de Jesús, amar a los demás y ayudarlos en todo cuanto necesiten.


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