La oración como arma
Foto por Armando Lomelí
Empléala con sabiduría
Por Julia Harris
Aunque la oración no se compara con ninguna pieza de la armadura romana, es indispensable para la batalla espiritual pues es nuestra fuente de poder.
En Efesios 6:18 se describe cómo se debe usar:
1. Orar en el Espíritu.
Orar no se trata de hablar con Dios conforme a nuestra forma de pensar. Es algo más profundo: «Nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y el Padre, quien conoce cada corazón, sabe lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros, los creyentes, en armonía con la voluntad de Dios» (Romanos 8:26,27).
2. ¿Cómo debemos orar?
a. En todo momento y ocasión. Debemos estar conscientes todo el día de la presencia del Señor con nosotros y hablar con Él, e incluirlo en todo lo que hacemos.
b. En actitud de alerta. Estamos en guerra todo el tiempo. No bajemos la guardia.
c. Con persistencia. Oremos siempre, aun cuando parezca que Dios no contesta. No desmayemos.
3. Orar por todos lo creyentes en todas partes.
En el ejército se pelea en equipo, pues solo así se obtiene la victoria. Si uno cae, su compañero lo levanta. En la vida cristiana no podemos ni debemos ser independientes. Somos un cuerpo y así debemos trabajar.
Tenemos ya toda la información ahora a ponernos la armadura de Dios y pelear contra el enemigo.
Memoriza y medita:
«Oren en el Espíritu en todo momento y en toda ocasión. Manténganse alerta y sean persistentes en sus oraciones por todos los creyentes en todas partes» (Efesios 6:18).
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