Señor, quiero ser bilingüe
¡No nos rindamos!
Por Karla Olivares de Vega
Dios está presente en todo lo que hacemos, sin embargo, a veces las decisiones que tomamos no siempre están basadas en Él. Qué carrera estudiar, en qué invertir los ahorros, entrar o no a un trabajo, comenzar una relación, y demás decisiones, son temas que deben ser llevados en oración a Cristo. También los cursos extras o actividades para prepararnos en la vida laboral requieren que las pongamos en las manos del Señor.
Estudiar un segundo idioma es una decisión importante. El punto inicial es pensar cuál es la lengua que queremos aprender: italiano, francés o inglés. La siguiente pregunta será dónde inscribirnos para tomar los cursos: una escuela especializada, un centro de idiomas o nuestra prepa o universidad. Contemplemos el costo del curso y destinemos dinero específico para ese fin, ya sea que absorbamos ese gasto o bien recibiendo apoyo de nuestros padres. En cualquiera de los casos, seamos sabias al administrar esos recursos.
Tal vez hemos tenido la bendición de aprender inglés en la escuela y con lo que sabemos consideramos que es suficiente, pero quizás busquemos especializarnos más, o posiblemente querramos aventurarnos para hablar un tercer idioma. Cualquiera que sea el escenario, nos serán útiles estas tres recomendaciones:
1.- Honremos a Dios con lo que aprendemos.
Absolutamente todo lo que hacemos debe ser para darle la gloria y la honra a Dios. Es válido estudiar otro idioma para sentiros más preparadas para la vida laboral o buscar un mejor empleo, pero si lo hacemos para sentirnos más inteligentes o superiores a los demás, debemos reflexionar sobre las razones. Es indispensable tener bien claro cuál es el motivo principal, entregarlo en las manos de Dios y después ejecutarlo. Seguramente nuestros conocimientos ayudarán a servir en la iglesia, tener un ministerio, ser de bendición y compartir con otros de Jesucristo.
2.- Estudiemos por nuestra parte.
Aprender otra lengua es desafiante, pero nos permitirá conocer sobre la cultura, la vida y la historia de otros países. No nos quedemos solamente con lo que aprendemos en el curso, investiguemos por nuestra cuenta en casa y aprendamos más. A veces es más fácil recordar vocabulario revisando recursos como películas, blogs o canciones que en los libros de texto. Tenemos a nuestra disposición muchas herramientas, solo es cuestión de utilizarlas. Miremos una película favorita con el audio en el idioma que estemos aprendiendo, sigamos canales de maestros y consultemos diccionarios en línea.
3.- Terminemos lo que nos propusimos.
En repetidas ocasiones hemos escuchado que hay personas que consideran que los idiomas no son su fuerte y deciden no seguir adelante en sus estudios. Vamos a encontrarnos con temas difíciles, gramática complicada y vocabulario interminable, pero ¡no nos rindamos! Recordemos para qué empezamos este camino y logremos el objetivo de la mano del Señor.
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