El diario de oración de Jazmín
Serie: Discípulas de Jesús
Por Keila Ochoa Harris
Leí en algún lado que podemos escribir nuestras oraciones.
Hoy es un día histórico. Quizá por eso quiero usar esta libreta. Es un cuaderno de tapa dura y decorada que me regaló mi tía hace dos Navidades y hoy, de casualidad, la encontré al fondo del cajón donde guardo mis blusas.
16 de marzo
Gracias, Señor, porque las vacaciones se adelantaron. ¡No más clases! Y justo cuando tenía que entregar un proyecto de Química. Prometo terminarlo pronto.
23 de marzo
¿Por qué se tuvo que cancelar el campamento de Semana Santa? Yo ni sabía que había gente muriendo en China y luego en Europa por un bicho que causa como una gripa, pero no un resfriado común. Por cierto, Señor, sana a los enfermos.
Mis papás quieren que mi hermano venga a casa. ¿Puedes ayudar a que eso suceda?
24 de abril
Señor, estamos en semáforo rojo. Me siento un poco malhumorada.
Primero, tengo clases en línea. Antes, nadie sabía qué era Zoom, pero ahora es el pan de cada día. A veces se me olvida a qué hora me conecto con qué maestro. El trabajo de Química ahora lo tengo que enviar por correo electrónico y voy atrasada. Además, solo tenemos una tableta. Mi hermana mayor y yo hemos peleado mucho. Necesitamos contratar un mejor internet.
Segundo, mi papá está en casa. Las actividades no esenciales se detuvieron y su compañía entra en esa categoría. Mi mamá, obviamente no sabe qué hacer con él. Pelean por cosas insignificantes; como quién debe usar la computadora y a qué hora. ¿Puedes hacer algo?
Tercero, mi hermano regresó. Tuve que volver a compartir recámara con Paty. Para que quepan las dos camas sacamos algunos muebles y ahora escucho hasta su respiración por las noches. ¿Cómo podré soportarlo?
A veces nos sentamos los cinco a ver alguna película. Mi mamá hace palomitas o prepara un flan. Ha sido lindo volver a cenar todos juntos y reírnos de los chistes de mi hermano. Gracias por eso... supongo.
28 de junio
No sé cómo terminé el año escolar, pero lo logré. Mi calificación más baja fue la de Química porque nunca entregué el trabajo, pero te doy gracias porque no reprobé.
Mi mamá tampoco está contenta de enseñar por computadora a sus alumnitos de cuatro años. Mi hermana, que está a punto de terminar el bachillerato, piensa que no pasará el examen de admisión de la universidad. Mi mamá sugiere que se espere a que termine la pandemia.
29 de junio
Señor, ¡¿por qué?! La compañía en la que trabajaba mi papá está en quiebra. ¡Lo despidieron!
¿Qué vamos a hacer sin su sueldo? La pandemia es un asco. ¡Ya estoy harta de Netflix!
18 de julio
En la iglesia hay un grupo de jóvenes que se reúne virtualmente los sábados. Me conecto porque mi mamá insiste, pero no me gusta. Es que no aprendo nada. El maestro habla y habla durante cuarenta minutos, luego nos saludamos y ¡fin! Hasta los cantos son con pistas musicales.
Tampoco me gustan mucho las sesiones del domingo. Parece un programa de televisión más que una reunión normal.
Pero hoy nos recordaron la historia de la mujer que fue muy insistente con un juez malo para que le hiciera justicia. Debo orar más por mi papá. ¿Puedes darle un trabajo?
20 de julio
¿Te acuerdas de mi papá y el trabajo? Mandó dos currículos.
31 de julio
¿Estás ahí? Papá sigue sin trabajo.
10 de agosto
Debo orar sin cesar. Por el trabajo de mi papá, por favor.
11 de agosto
Trabajo para mi papá.
12 de agosto
Papá.
13 de agosto
¿Sí me escuchas? Papá sigue sin trabajo.
14 de agosto
Quizá esto no funciona. ¿Acaso estoy haciendo algo mal?
15 de agosto
Tania dice que la religión es para los tontos. Quizá tiene razón. A ella le va mejor que a mí. Tiene novio en plena pandemia. ¿Y yo? José Carlos ya ni siquiera me manda mensajes de texto. Se olvidó de mí.
16 de agosto
Trabajo.
17 de agosto
Trabajo.
20 de agosto
Se me pasó escribir varios días. Papá.
25 de agosto
La oración funcionó, aunque quizá no como esperaba. Pensé que le darías a mi papá algo similar a lo de antes, pero no. Él decidió abrir un pequeño negocio de comida. Mi mamá siempre ha sido una buena cocinera, pero no imaginé que mi papá fuera casi un chef. Dice que desde niño le gustaba entrar a la cocina y ayudar a mi abuela. ¡Vaya que le sirvió mucho!
Está preparando tamales los fines de semana. Repartió volantes en todo el barrio y le mandan pedidos por WhatsApp. Luego, mi hermano los va a repartir en el auto. Mi mamá está contenta y mi papá también. Por favor, que no subamos de peso.
13 de septiembre
La escuela virtual es más decente ahora que los maestros se pudieron organizar y pensar en esto como algo a largo plazo. Mi mamá, Paty y yo ya nos acostumbramos a los horarios, las tareas y al uso de la tecnología. Mi hermano y mi papá se dedican al negocio.
En agosto nos escapamos un fin de semana a visitar a mi abuela a otra ciudad. Pude ver a mis primas y nos pusimos a ver Tiktoks. Yo creo que esto pronto termina.
14 de septiembre
Murió el tío de Tania por Covid. También una señora de la colonia. ¿Por qué no ayudas a que descubran la vacuna?
22 de noviembre
Mi cumpleaños. Gracias por un año más de vida. Me hubiera gustado que José Carlos me mandara un mensaje. Creo que no se acordó.
16 de diciembre
Mi mamá tiene gripa. ¿O será Covid? Va a hacerse la prueba mañana. Que salga negativa. Por fa.
17 de diciembre
Es positiva. Se acabó la Navidad y el Año Nuevo. Los cinco en cuarentena.
18 de diciembre
Hoy tuve fiebre. Mi hermano es el único que está bien. Paty con dolor de cabeza. Mi papá con dolor de garganta. Mi mamá con fiebre.
19 de diciembre
Yo sin fiebre. Mamá sigue mal. ¿Puedes ayudarnos?
20 de diciembre
Mamá despertó espantada. No puede respirar bien. Paty perdió el olfato.
21 de diciembre
Necesitamos un tanque de oxígeno. ¡Por favor! Haz un milagro.
22 de diciembre
Gracias por don Pedro. Nos ayudó a conseguir el tanque. Mamá sigue mal.
23 de diciembre
El doctor dice que debemos internarla. Papá y mi hermano andan buscando hospitales. Yo me siento como una inútil. Solo ayudo con la comida. Tengo miedo, mucho miedo. Señor, que mamá no se muera.
24 de diciembre
Cenamos los cuatro tamales que sobraron. Mi mamá está en el hospital. Papá oró largo y tendido. Todos nos pusimos a llorar.
25 de diciembre
No tuvimos regalos, pero mi hermano se acordó de que me gustan los gorros y me trajo uno tejido de color azul. Gracias.
26 de diciembre
El doctor dice que mamá está de buen ánimo. Debemos esperar a que pueda respirar mejor para venir a casa. Hicimos una videollamada. Mamá recitó como cinco versículos bíblicos. ¡Señor, no me la quites!
27 de diciembre
Papá me dio un beso y dijo que soy muy valiente. No creo que sea verdad. Solo decidí hacer el quehacer porque esto parecía basurero.
28 de diciembre
Mi hermana está leyendo la Biblia. Me dijo que por qué no lo hacíamos juntas. Le dije que sí.
29 de diciembre
Mamá sigue internada. El doctor dice que tal vez salga del hospital hasta el primero de enero. No me hago ilusiones. Muchos contagiados. Muchos muertos. La pandemia en su peor momento.
Tania se fue de vacaciones a la playa. Mi hermano compró un poco de carne para la cena de Año Nuevo. No tengo ganas de celebrar.
30 de diciembre
Hablé un rato con mamá. Ella dice que tú eres fiel. Que eres lo más importante en la vida.
31 de diciembre
Todos se fueron a dormir temprano. Son las 11:28 pm. Están agotados. Papá, por las visitas al hospital. Mi hermano, por cocinar la carne que le quedó decente. Mi hermana, porque de repente todavía tiene secuelas del virus. Aún no recupera el olfato por completo y la cena no le supo a nada.
Me puse a leer esta libreta desde que empecé en marzo. ¿Sabes qué noté? Que soy una egoísta. Te he tratado como al genio de la lámpara solo pidiendo y exigiendo. No he buscado conocerte realmente.
Paty y yo leímos que tú eres nuestro Padre. No platico así con mi papá. No voy solo a darle una lista de cosas que quiero. De hecho, papá ha sido nuestra roca en estos días. No deja de orar y de animarnos.
Mamá no saldrá del hospital todavía. Dice el doctor que estará bajo observación dos semanas más. Pero quiero orar por ella para que no se sienta sola entre tantos extraños. Que sepa que estás a su lado. Y, Señor, si te la quieres llevar, está bien. Tú sabes más.
Mira, estoy llorando. Ya manché la libreta. Pero quizá esta sea la oración más sincera que he hecho. La más real de todas.
Probablemente de esto se trate la oración. De platicar contigo como si estuvieras aquí, a mi lado. De abrir mi corazón. De ser sincera y no usar fórmulas. De contarte todo porque, a final de cuentas, ya lo sabes. Y supongo que también tiene que ver con que yo te escuche. ¿Qué quieres enseñarme con todo esto?
Uff. 11:59 pm. ¡Feliz Año Nuevo, Señor! ¿Volvemos a empezar?
Jacobo el menor es el más desconocido de todos los discípulos, pero seguramente conversó largo y tendido con su Maestro. Tuvo tres años para charlar con Él y escuchar su voz. ¿Lo imitamos?
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