Salsa picante

Foto por Maddy Morrison

Foto por Maddy Morrison

Todo lo dulce quizá necesita un poco de picante

Por Sofía Luján

En algunos lugares a todo le añaden salsa de tomate, pero en mi país, México, el chile lleva la delantera. Muchos turistas se asombran cuando les presentamos nuestros dulces: caramelo macizo de sabor mango cubierto con chile y sal; goma de mascar cubierta con chile piquín y sal; tamarindos cubiertos con chile y sal.  

Quizá nos gusta que todo lo dulce tenga un poco de reto o aventura. Tal vez nos hemos acostumbrado a que todo éxito trae consigo un poco de dolor.

La chica que se gradúa con honores, por ejemplo, tuvo que sacrificar horas de diversión para estudiar y preparar sus exámenes.  

Así es la vida. Tiene salsa picante.  

¿Qué estás buscando? 

  1. ¿Bajar de peso? Come menos, haz ejercicio y toma mucha agua. 

  2. ¿Redecorar tu habitación? Ahorra dinero, haz tú misma las cosas y utiliza material reciclable. 

  3. ¿Mejorar tus calificaciones? Toma apuntes, repasa con regularidad y presta atención en clases. 

  4. ¿Conocer más a Dios? Lee la Biblia, habla con él por medio de la oración y platica con otros que lo conocen. 

La vida sin picante, sería demasiado dulce, y en cierto modo, poco realista. Imagina estos escenarios: 

  1. Quieres bajar de peso, así que sueñas con que alguien te pague la liposucción. ¡Imposible! Además, si no te duele, no lo valoras. 

  2. Quieres redecorar tu cuarto, así que lo mandas incendiar para que el seguro te compense y compres muebles nuevos. ¡Ilógico! Además, no creo que a tus padres les guste esta opción.

  3. Quieres mejorar tus calificaciones, así que pagas para que alguien te haga la tarea y te pase las respuestas. ¡Ilegal! Además, si no alimentas tu mente, desperdicias tu talento natural. 

  4. Quieres conocer más a Dios, así que tomas un curso en internet y crees todo lo que otros te dicen de él. ¡Irreverente! Dios, como toda persona, quiere tener una relación personal contigo. 

Lo que vale, cuesta. Lo duradero conlleva trabajo.

En otras palabras, a nadie le hace mal un poco de salsa picante. 


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