¿Es malo enojarse?

Foto por Michell Arévalo

Analicemos lo que la Biblia enseña sobre el tema

Por Julia Harris

Seguramente has pensado que el enojo es pecado. Desde niños se nos reprende por enojarnos, así que empezamos a verlo como algo negativo hasta que, un día, lees que Jesús se enojó. Vuelves a leer el pasaje para asegurarte que no leíste mal. ¡En verdad se molestó! ¿Cómo puede ser? 

Analicemos detenidamente lo que la Biblia enseña sobre el tema. Comencemos con la definición: «El enojo es un rechazo a algo o a alguien que se expresa con palabras, gestos o actitudes».

Dios por ser un Dios justo se enoja. «La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres» (Romanos 1:18, RVR60). Y también se enoja contra la idolatría, como leemos en Jueces 2:12.

Así como hemos leído que Dios se molesta ante la impiedad y la injusticia, cuando el Señor Jesús estuvo en los días de su carne, también se enfadó. 

Cuando conoció a un hombre con una mano deforme: «Jesús miró con enojo a los que lo rodeaban, profundamente entristecido por la dureza de su corazón. Entonces le dijo al hombre: “Extiende la mano”. Así que el hombre la extendió, ¡y la mano quedó restaurada!» (Marcos 3:5, NTV).

Notemos, entonces, que el problema no es si nos enojamos o no, sino el porqué. Con claridad el evangelista nos dice que Jesús se molestó al ver la dureza del corazón de los que lo rodeaban. Moisés se enojó al ver la maldad del pueblo; Jonatán se enfadó al constatar la incredulidad de su ejército; Jeremías ardió cuando vio que el pueblo despreciaba la Palabra del Señor. 

¿Te has enojado por razones semejantes? ¿Sientes que vas a explotar cuando eres testigo de cosas que faltan al respeto del otro? Toma un momento y enumera tres razones por las que te has enojado últimamente. Probablemente tus razones sean distintas. Solemos enojarnos porque las cosas no se hacen como queremos, o porque no tenemos lo que deseamos, o porque no nos tratan como imaginamos que deben. 

Recordemos la historia de Jonás. Él se enfureció cuando el pueblo ninivita, que era muy malo y enemigo de Israel, se arrepintió y Dios decidió no destruirlos. 

Le reclamó a Dios: «Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto?» (Jonas 4:2-4, RVR60).

Jonás se enojó porque Dios es bueno, pero más que nada, porque las cosas no salieron como las tenía planeadas. ¿Y qué pasa si nos enojamos por las razones incorrectas? Estos versículos nos señalan las consecuencias del enojo:

Salmo 37:8: «¡Ya no sigas enojado! ¡Deja a un lado tu ira! No pierdas los estribos,
que eso únicamente causa daño».
Proverbios 14:17: «Los que se enojan fácilmente cometen locuras».

Entonces, el pecado viene cuando, en primer lugar, nos enojamos por cosas incorrectas que no se alinean con los planes de Dios, sino que más bien revolotean alrededor de nuestro egoísmo. 

En segundo lugar, pecamos cuando persistimos en ese enojo. «Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo (Efesios 4:26,27, RVR60). 

No peques al dejar que el enojo te controle. Enojarse es humano, persistir en ello es diabólico. La Biblia también dice: «Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios» (Santiago. 1:19,20, RVR60). El que vive enojado no puede vivir como Dios manda.

La Biblia nos dice que Dios es lento para la ira. Sí, se enoja ante la maldad, la injusticia y el pecado, pero tarda en enfadarse. ¿Y tú? ¿Explotas ante la menor provocación? Considera que: «Un necio se enoja enseguida, pero una persona sabia mantiene la calma cuando la insultan» (Proverbios 12:16, RVR60). «Controla tu carácter, porque el enojo es el distintivo de los necios» (Eclesiastés 7:9, RVR60).

¿Es malo enojarse? Mejor hagamos otras preguntas: ¿por qué me enojo? ¿cuánto duro enojado? ¿hago bien en enojarme tanto? 

Dios nos ayude a aprender sobre este tema. 

Julia Harris escribe estudios bíblicos para mujeres y disfruta de sus siete nietos. Vive en la Ciudad de México.


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