¿Cómo tomar decisiones sabias?
Consideremos un consejo probado
Por Sara Trejo de Hernández
¿Qué carrera voy a estudiar? ¿Con quién me voy a casar? Son algunas de las preguntas más importantes que debemos responder. No obstante, cada día nos enfrentamos a tomar decisiones. La mayoría parecen intrascendentes, como si haremos ejercicio o qué vamos a desayunar. Sin embargo, cada una va forjando nuestro futuro.
Cuando decidimos con sabiduría obtenemos buenos frutos. Por el contrario, si tomamos malas decisiones tendremos malos resultados
Entonces, ¿cómo logramos tomar sabias decisiones? La Biblia nos ofrece la ruta que debemos seguir. En el libro de Proverbios, y en otros, de continuo nos repite:
«El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos» (Salmo 111:10). En Proverbios añade: «Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza… Mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal» (Proverbios 1:7b, 33). El mismo principio lo menciona en Proverbios 9:10; 15:33; 16:6b; 8:13 y otros. Veamos cómo aplicarlo.
Para comenzar
La primera parte de este versículo nos habla de una relación cercana con Dios. El temor del que habla no es de miedo sino de respeto y admiración. Esto sólo lo sentimos por las personas a las que conocemos y son dignas de imitar.
Por lo tanto, si queremos ser sabios debemos comenzar por establecer esta cercanía con nuestro Señor.
Un personaje que ejemplifica esta relación es Daniel. Aunque fue llevado a Babilonia, conocía a Dios de manera personal. La prueba es que decidió no contaminarse con la comida del Rey. Esto le pudo costar muy caro. Sin embargo, se esforzó para convencer de su decisión a «Melsar. Este estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías» (Daniel 1:11).
El resultado fue que, «A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños» (Daniel 1:17).
Las relaciones cercanas requieren de tiempo e intencionalidad. De la misma forma cultivamos una relación con Dios. Las herramientas que nos ayudan son las disciplinas espirituales. Estas son la lectura de la Biblia, la oración, la meditación, el ayuno, entre otros.
Como cualquier relación se profundiza en ella con el tiempo. No dejemos de perfeccionarla.
La relación con Dios nos ayuda a tomar sabias decisiones.
Para continuar
«Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos» (Salmo 111:10).
Esa relación con Dios, según el Salmo 111:10, da como resultado un buen entendimiento. Siempre y cuando practiquemos sus mandamientos.
Por lo tanto, la sumisión y la obediencia nos producen un buen entendimiento. Estas son otras de las cualidades relacionadas con el temor a Jehová.
En una ocasión leí que la palabra sumisión está relacionada con los caballos acostumbrados a la mano de sus jinetes. Son dóciles a la dirección de quien los cabalga. Conocen a su amo y se dejan conducir por él.
Para ejemplificar este punto recordemos a los amigos de Daniel: Ananías, Misael y Azarías. Ellos decidieron no adorar a la estatua del rey Nabucodonosor. Estaba en peligro su vida, porque si no lo hacían, los arrojarían al horno de fuego. A pesar de eso decidieron mantenerse firmes en su convicción de sólo adorar al Dios verdadero. Al guardar los mandamientos de Jehová, ellos tuvieron buen entendimiento.
No sólo fueron fieles, sino que permitieron que Dios mostrara su poder al librarlos de la muerte. Por su parte, el Señor nos enseña lo valioso que es para Él, que vivamos practicando sus mandamientos.
La obediencia a Dios nos ayuda a tomar sabias decisiones.
Para concluir
El final de Proverbios 1:7 y de todo el capítulo dice:
«Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza… Mas el que me oyere, habitará confiadamente, y vivirá tranquilo, sin temor del mal».
Al establecer como norma la sentencia de: «El principio de la sabiduría es el temor de Jehová», tenemos una garantía. Dios mismo nos dice que viviremos confiadamente, tranquilos y sin temor del mal. Esto debido a la íntima relación que tendremos con Él y porque obedecemos lo que Él nos enseña.
Daniel sigue dándonos ejemplo de su fidelidad y compromiso con Dios. Le prepararon una trampa para que desobedeciera una orden del rey, y así lo lanzaran al foso de los leones. Él debía dejar de relacionarse con Dios para no ser acusado. En cambio fue fiel a Dios y Él lo libró de ser devorado por los leones.
Durante toda su vida Daniel pudo experimentar la protección de Dios. Vivía confiadamente porque conocía muy bien al Señor que lo tenía en sus manos.
Nosotros podemos tener la misma certeza que Daniel. Dios nos ama y va a cumplir su Palabra. Sólo nos toca hacer nuestra parte y seguir el principio de la sabiduría: «el temor de Jehová».
La fidelidad y el compromiso con Dios nos ayudan a tomar sabias decisiones.
Consideremos un consejo probado