¿Qué harías diferente? 

Foto por Sara Trejo

Ilustrada por Frida García R.

«Si fueras capaz de volver atrás en el tiempo, ¿qué harías diferente?»

Por Reyna Orozco Meraz

Cada vez que tengas oportunidad de platicar con una persona mayor que tú, te invito a preguntarle: «Si fueras capaz de volver atrás en el tiempo, ¿qué harías diferente?». Muchas veces, cuando una persona responde, te abre el corazón y se sincera, te regala tesoros y lecciones invaluables.

«Nadie aprende en cabeza ajena», dice el conocido refrán, refiriéndose a que sólo podemos aprender de nuestras propias experiencias y no de las de los demás, pero no tiene porqué ser así. Si anhelamos ser sabios y no necios, las historias que escuchamos pueden ser muy valiosas siempre que decidamos aprender de ellas.

Así que, imagina que me has hecho esa pregunta, por lo que ahora voy a abrirte mi corazón y confesar que, al mirar atrás, puedo ver con tristeza cuánto tiempo pasé viendo lo que llamaban «la caja tonta», sí, la televisión. Mucho. Si volviera atrás, no quisiera pasar tanto tiempo ahí. Y tú, ¿cuánto tiempo pasas viendo tu «teléfono inteligente»? La realidad es que aunque son diferentes aparatos, los que seremos más tontos o más inteligentes, seremos nosotros, de acuerdo a cómo y en qué usemos nuestros días. 

La percepción del tiempo cambia. Aunque vi mucha televisión, en ese entonces no consideraba que fuera mucho. Cumplía con todas mis responsabilidades, así que sentía que «me lo merecía». Hoy puedo ver que cuando somos jóvenes e inmaduros, vemos de una manera limitada; por eso, necesitamos la sabiduría y la perspectiva de los mayores. 

Ciertamente todos tus contemporáneos pasan mucho tiempo en las redes sociales, pero estoy segura de que no es todo lo que hay para ti. Mi deseo es animarte y hacerte ver que puedes hacer cosas mucho más provechosas, bondadosas, entretenidas, productivas y gratificantes con tu existencia si aprendes «en cabeza ajena» para aprovechar bien tu tiempo y juventud. 

No me gustaría que al pasar los años, voltearamos atrás y lo único que recordáramos fuera cómo pasamos nuestro valioso tiempo deslizando los dedos hacia arriba sin parar, mientras la vida se nos escurría. Estas son algunas ideas para redimir el tiempo y fortalecer tu vida:

Fortalece tu espíritu.

Somos más que materia, por lo que necesitamos alimentar nuestro interior. Nunca será mucho el tiempo que usemos hablando con Dios, conociéndole o leyendo la Biblia. Estas son formas en las cuales podemos conocer su voluntad, crecer en carácter y fe. La vida traerá sus tormentas, así que necesitaremos estar firmes en Él. «Busquen al Señor y su fuerza, búsquenlo continuamente» (1 Crónicas 16:11).

Fortalece tu cuerpo.

Es el templo del Espíritu Santo. Vivirás en él toda la vida. Aprende a cuidarlo, ejercitarlo y nutrirlo correctamente. La negligencia o el cuidado que tengas con tu cuerpo la vas a lamentar o agradecer antes de lo que te imaginas. «¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos, porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo» (1 Corintios 6:19-20).

Fortalece tu mente. Como piensas, vives. Si basura entra a tu cerebro, basura saldrá. Cuida los contenidos que te permites consumir. Adquiere el hábito de la buena lectura, del pensamiento crítico, profundo y la reflexión. Aprende a aprender cosas valiosas; te llevará tiempo, pero valdrá la pena. « Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza» (Filipenses 4:8).

Fortalece tus relaciones.

Vives en una época donde la soledad mata. Aprende a ofrecer una amistad sincera, a sembrar en otros, a edificar sus vidas y a apoyarles, escucharles y a animarles. Nacimos para conectar. Se disfruta más en comunidad, así que, no te aisles. «Pues donde se reúnen dos o tres en mi nombre, yo estoy allí entre ellos» (Mateo 18:20).

¿Tienes otras ideas de valor para usar tus días? ¿Cómo pudieras invertir bien tu tiempo? Comparte tus ideas y sugerencias con familia y amigos. Armen un plan para crecer juntos. Oro que: «Ninguno tenga en poco tu juventud, sino seas ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza» (1 Timoteo 4:12). Y si me recuerdas, ¡tú también ora por mi! Lo sigo necesitando.

Procuremos escuchar con sabiduría y no con necedad. Tomemos las historias, los errores, las equivocaciones y los remordimientos de los demás como una fuente de reflexión y aprendizaje para nuestras propias vidas. Aprovechemos bien el tiempo, ¡Hoy! «Saquen el mayor provecho de cada oportunidad en estos días malos» (Efesios 5:16).


Tal vez también te interese leer:

Anterior
Anterior

¿Y si vivimos sin tecnología? 

Siguiente
Siguiente

Las omnipresentes redes sociales