Amistades que cambiaron el mundo
Sé una de esas
Por Keila Ochoa Harris
Cuando uno se acerca a un cumpleaños o al fin de un ciclo, por alguna razón nos gusta hacer un recuento de vida y quizá te ha pasado, como a mí, que piensas en tus amigos, los que todavía conservas y los que, de alguna manera, has perdido por la distancia geográfica o los desacuerdos.
¿Qué tipos de amistades has experimentado o cuáles te gustaría tener? Veamos lo que las amistades pueden lograr.
Amistades de misión
En 1885, siete amigos de la universidad de Cambridge dejaron sus fortunas para ir a China como misioneros. ¿Quiénes eran estos personajes? Stanley P. Smith, capitán del equipo de remo de la universidad de Cambridge; C. T. Studd, capitán del equipo de cricket; Willam Cassels, cura anglicano; Cecil Polhill-Turner, teniente de los Dragones Reales; su hermano Arturo, quien deseaba ser sacerdote; Montague Beauchamp, estudiante de Teología; y Dixon Hoste, teniente de la Artillería Real.
Studd era bastante conocido por sus hazañas en el deporte, pero no dudó en dejar Inglaterra rumbo a China. Su vida misionera incluyó cuatro continentes: Europa, Asia, América y África. Llegó a decir: «Algunos quieren vivir dentro del sonido de campana de la iglesia o la capilla; yo quiero estar en una tienda de campaña a una yarda del infierno».
Estos amigos lo tenían todo: educación, herencias familiares, proyectos personales, pero ahí, en su Colegio, en medio de comidas y conversaciones, deporte y estudios, decidieron dejar todo para seguir a Cristo. ¿Tienes un grupo de amigos que sueña con obedecer la Gran Comisión y compartir con los que no han oído de Jesús las Buenas Nuevas?
Amistades del alma
Entre los cristianos irlandeses del siglo IX existía una palabra muy especial: anamchara. ¿Cómo definirla? Aunque la traducción literal podría ser «alma gemela», la idea central está en comprender el alma como el espíritu. En otras palabras, hablamos aquí de un mentor espiritual a quien puedes revelarle las partes más oscuras de tu corazón, y quien te puede guiar, apoyar, confrontar y enseñar.
Para entender este concepto está la historia de un joven sacerdote irlandés que un día visitó a la abadesa Brígida en Kildare. «¿Tienes un anamchara?», le preguntó. Él respondió afirmativamente, pero le contó que había muerto y ella le recomendó: «Ve y encuentra otro amigo, porque una persona sin un anamchara es como un cuerpo sin cabeza».
¿Tienes un amigo a quien confiarle lo más profundo del corazón con la expectativa de que puede reprenderte y señalarte lo que haces mal sin que eso termine su amistad? Búscalo, para no andar como un cuerpo sin cabeza.
Amistades que son familia
Amy Carmichael llegó a India en 1895. A los pocos años reunió a un grupo de mujeres creyentes de India que eran solteras o viudas, y se denominaron los Starry Cluster o las «Estrellas Brillantes». Juntas, rescataron a niñas y niños de los templos donde se les forzaba a la prostitución ritual o que, por diferentes motivos, eran abandonados.
Pero no solo crearon orfanatos, sino una familia. Amy escribió: «A veces, en Dohnavur, nosotros, que tanto amamos a los niños pequeños que nos rodean, y también a los mayores, nos hemos encontrado con un niño a nuestro lado, que espera en silencio. Él nos dice en tamil “He venido/Aquí estoy”. Entonces, pensando que viene a confesar o pedir algo, preguntamos: “¿Para qué?”. Y él contesta: “Solo para amarte”. Así venimos, Señor Jesús; no tenemos nada que ofrecer; no venimos a pedir nada, ni siquiera guía. Venimos solo para amarte».
¡Qué hermoso tener una familia donde no es necesario hacer o pedir nada, solo amarnos! ¿Podemos aspirar a amistades así?
Amistades que transforman la sociedad
Dios orquestó todo para que un día Hannah More conociera a William Wilberforce mediante un amigo en común: John Newton. Los tres tenía una causa que superaba todas las demás: la abolición de la esclavitud. More era quince años mayor que Wilberforce, pero con el amor de una hermana mayor ayudó, mediante su pluma, a remover las conciencias de sus lectores para hablar de lo que sufrían los esclavos.
Wilberforce, por su parte, apoyó financieramente a More y a su hermana para que abrieran escuelas de alfabetización para niños. De manera curiosa, Wilberforce y More murieron el mismo año, 1833, el mismo en que el Parlamento inglés aprobó el Acta de la Abolición de la Esclavitud. Su amistad no solo transformó sus tiempos, sino sus propios corazones.
¿Tienes amigos que luchan por la misma causa? ¿Los mueve un mismo tema y buscan justicia, sanidad o despertar conciencias? Ni Wilberforce, ni Newton, ni More acudieron a la violencia, sino a la pluma, el sano debate y la exposición de los hechos. Y aunque pasaron por muchas dificultades e incluso desprecios, lucharon por lo que sabían que era lo correcto.
Amistades que empujan a la creatividad
Concluimos con un grupo muy conocido de amigos, los Inklings, que nació por la amistad entre J.R.R. Tolkien y C.S. Lewis y su amor por los cuentos y la mitología. Durante diecisiete años se encontraron cada semana en un pub inglés donde hablaron de literatura y arte, y donde compartieron sus lecturas en espera de una crítica honesta.
La amistad no fue perfecta, pues al final Lewis y Tolkien se distanciaron. Pero su amistad fue fundamental para que El señor de los anillos y Las crónicas de Narnia se publicaran. Las amistades no siempre duran para siempre, ni carecen de roces, pero como Lewis escribió: «¿Hay algo más placentero en la tierra que un círculo de amigos cristianos alrededor del fuego? Lo que les debo es incalculable».
¿Tienes un grupo de amigos creyentes con quienes crear y hacer arte, sea pintura, música o literatura? ¿Puedes decir que a tus amigos les debes algo incalculable? Lewis, probablemente pensó en que Tolkien hizo lo que nadie más: le expuso con claridad el mensaje de Jesús. No hay nada más grande que podamos hacer por nuestros amigos.
Que tus amistades te impulsen a servir a Dios, a crear belleza, a formar una familia y a ser un «amigo del alma».
Sé una de esas