Lentes «Yakhal»

Foto por Erick Torres

Foto por Erick Torres

Cuando se vio en la silla de ruedas, sintió una gran frustración

Por Mariela Velazco

Jairo era un niño con gran capacidad deportiva, en especial para el fútbol. Era mediocampista y tenía una excelente habilidad para armar jugadas, lo cual hacía que su equipo ganara a menudo. También era muy amado por sus padres, que aunque de pocos recursos, lo cuidaban mucho y siempre estaban pendientes de él y de sus necesidades. 

Un día, al terminar una práctica, Jairo iba jugando con su pelota mientras caminaba a casa y en un movimiento, se le fue lejos. Corrió tras ella, sin darse cuenta de que un motociclista venía justo por donde él cruzaba. El accidente fue terrible. Jairo quedó discapacitado. 

Cuando se vio en la silla de ruedas, sintió una gran frustración. Se volvió amargado; tenía resentimiento contra Dios, contra el motociclista y contra sus amigos que podían tener la vida normal que él deseaba seguir disfrutando. 

Día tras día, sin importar en dónde se encontrara, su mente se extraviaba imaginando lo maravilloso que sería caminar de nuevo, pero cuando volvía a la realidad se frustraba cada vez más. Sus padres oraban a Dios pidiendo un milagro pero nada pasaba. Los días continuaban y Jairo estaba más enojado y apartado de todos. 

En una ocasión, sus padres lo llevaron a un parque pensando que no habría mucha gente, pero al contrario, había una gran cantidad de niños jugando. Eso le afectó tanto a Jairo que dentro de sí oró a Dios: «Señor, no quiero ser un malagradecido, pero ya no quiero vivir así. ¿Por qué me pasó esto? Mi vida ya no tiene rumbo». 

Mientras Jairo oraba observó a una niña, a quien su mamá le ayudaba a pasear tomada de la mano porque era ciega. Él se acercó, se presentó y le dijo: 

―Veo que tienes una gran sonrisa. Perdona que te pregunte pero, ¿cómo puedes sonreír tanto si no tienes una vida normal? 

La chica respondió: 

―Es por mis lentes, son marca Yakhal, son muy buenos. 

―Pero igual no puedes ver ―replicó Jairo. 

―Es cierto ―dijo la niña―, pero me recuerdan que la vida es más que solo ver. También, me ayudan a pensar que estoy ciega pero no sorda. Gracias a eso ahora toco el piano. Mañana daré un concierto; estás invitado.

Jairo, algo impactado, le agradeció el gesto y antes de que ella se fuera le preguntó: 

―Oye, esa marca Yakhal, ¿tiene algún significado? 

―Sí, es una palabra en hebreo que significa esperanza.


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