De: Papá
¿Cómo sería si Dios nos escribiera una carta?
Por Paulina Sánchez
Mi querida hija:
Tantos años han pasado desde que el mundo te vio nacer. Recuerdo que cuando pensaba en ti, al crearte, solo podía pensar en cosas grandes para tu vida. Recuerdo mi sonrisa brotar al darte cada una de las cualidades que tienes. Nunca olvides que yo tengo grandes planes para tu vida. Tú no eres un error en este mundo; naciste con un propósito.
Mi amor por ti no cambia, ni siquiera cuando tus acciones traigan maldad. Como tu padre, siempre estaré ahí para ti. Tú eres mi hija. Sin embargo, mi amor no es como el de los hombres. Yo no te amo por lo que haces por mí, sino porque decidí hacerlo por la eternidad.
Has pasado por muchas tormentas, y en todas esas noches en vela he mirado tu rostro lleno de angustia, tristeza, llanto, desesperación y lo único que puedo pensar es: «Como quisiera que mi hija volteara su mirada a mí, me pidiera ayuda y me viera rodearla con brazos llenos de amor».
Cuando lo haces y puedo ser parte de tu vida, las cosas cambian, ¿verdad? Pero cuando me ignoras y te alejas, mi alma se duele. Pero soy paciente; voy a esperar por ti.
También he visto cómo algunas veces otros te han dañado y aunque tú no veas las consecuencias de sus acciones yo me encargo de que lleguen. Yo veo que te han lastimado, pero también que tú has lastimado, incluso a ti misma, y no soy de esos injustos que se comportan inestablemente. Yo soy justo y también me importa que tú no camines en maldad. Muchos llaman mi enseñanza castigo, pero la verdad es que no soy un tirano dictador que solo vive para castigarte.
Yo tengo el justo balance entre amor y aprendizaje. A mí no me interesa ser el verdugo de tu sufrimiento; quiero ver tu crecimiento como persona, por eso no puedo dejar pasar por alto que camines en una vida de perdición y mucho menos una vida de dolor.
Y sé que a veces piensas que me he ido, aunque mi pronto auxilio estaba al lado tuyo. No lo olvides: yo no abandono. En mí, tú tienes un lugar seguro. Te llevaré a lugares donde podrás descubrir mas de quién verdaderamente eres y quién soy yo. Así que, en este Día del Padre, recuerda que «yo te he amado, con un amor eterno».
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