Cuando leas la Biblia...
Foto por Brenda García B.
Considera estos ocho consejos prácticos
Por Mirna Sotomayor
Cuando leas la Biblia, hazlo despacio, línea por línea.
Lee en voz alta, dejando que las palabras penetren en tu corazón y no solo en tu mente.
No leas únicamente para verte a ti, si estás mal o en pecado.
No leas para ver qué «técnica» puedes aprender para mover la mano de Dios según tu necesidad.
No seas de las que únicamente buscan la mano infinitamente generosa de Dios y sus bendiciones, para servirte de ella.
No. No leas su Palabra para encontrar sus promesas de prosperidad, cuidado, beneficio, éxito y satisfacción.
Lee para conocer a Dios: su amor, su misericordia, su santidad, su gozo, su justicia, su poder, su grandeza, su gloria, su dignidad, su dulzura, su redención, su perdón y su vida.
Lee para buscar el precioso y dulce corazón de Dios. Porque Él y solo Él es el tesoro más grandioso que existe en el universo.
Las bendiciones pasan, pero Jesucristo el amado Hijo de Dios, nuestro amado Señor y Salvador, es eterno.
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