Perdona nuestras deudas
¿Te es fácil perdonar? ¿Por qué sí o por qué no?
Por Julia Harris
«Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores».
Imagínate que has hecho algo muy malo, ¿cómo te sentirías? Terrible, culpable.
¿Cómo te sentirías si se pudiera borrar eso que hiciste? Aliviada.
El Señor Jesús vino al mundo con el propósito de restaurar lo que pasó (Eclesiastés 3:15), de echar a lo profundo del mar TODOS nuestros pecados (Miqueas 7:19) y decirnos: «Nunca más me acordaré de tus pecados» (Hebreos 8:12).
Pero, para que esto suceda, tú tienes que acercarte a Él, reconocer que lo necesitas, que has pecado y que Él ya pagó el precio para poder perdonar tus pecados.
Esta petición del Padre nuestro es comprometedora. Pide que Dios nos perdone como nosotros perdonamos.
¿Te es fácil perdonar? Toma unos minutos para pensar. Si necesitas perdonar a alguien, ¿por qué no lo has hecho?
Pude ser que te hayan hecho algo muy pequeño o algo muy feo. Aun así, debes perdonar.
Recuerda que en la medida que tú perdonas, podrás disfrutar el perdón que te otorgó Jesús por medio de su muerte en la cruz, al tomar tu lugar.
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