Perdona nuestras deudas

Foto por Abraham Macip

Foto por Abraham Macip

¿Te es fácil perdonar? ¿Por qué sí o por qué no?

Por Julia Harris 

«Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores».  

Imagínate que has hecho algo muy malo, ¿cómo te sentirías? Terrible, culpable. 

¿Cómo te sentirías si se pudiera borrar eso que hiciste? Aliviada. 

El Señor Jesús vino al mundo con el propósito de restaurar lo que pasó (Eclesiastés 3:15), de echar a lo profundo del mar TODOS nuestros pecados (Miqueas 7:19) y decirnos: «Nunca más me acordaré de tus pecados» (Hebreos 8:12). 

Pero, para que esto suceda, tú tienes que acercarte a Él, reconocer que lo necesitas, que has pecado y que Él ya pagó el precio para poder perdonar tus pecados. 

Esta petición del Padre nuestro es comprometedora. Pide que Dios nos perdone como nosotros perdonamos. 

¿Te es fácil perdonar? Toma unos minutos para pensar. Si necesitas perdonar a alguien, ¿por qué no lo has hecho? 

Pude ser que te hayan hecho algo muy pequeño o algo muy feo. Aun así, debes perdonar.  

Recuerda que en la medida que tú perdonas, podrás disfrutar el perdón que te otorgó Jesús por medio de su muerte en la cruz, al tomar tu lugar.


Tal vez también te interese leer:

Nutre tu espíritu (parte 1)    (El cuerpo no es lo único que requiere nutrición)

Nutre tu espíritu (parte 2)   (Sigue indagando cómo nutrirte integralmente)

Padre nuestro    (Esta oración es un nutriente)

Santificado sea tu nombre    (Ser pura es posible)

Venga tu reino   (¿Ya perteneces a ese Reino?)

Hágase tu voluntad    (¿Anhelas que se haga Su voluntad?)

El pan nuestro    (¿Te concede Dios todo lo que pides?)

No nos metas en tentación    (¿Por qué te vence la tentación?)

Concluye el Padre nuestro     (Habla con tu Padre)

Anterior
Anterior

No nos metas en tentación

Siguiente
Siguiente

¿Buena o ingenua?