Navidad surrealista
Este año, sin duda, será una fiesta completamente diferente
Por Karla Olivares
¿Por qué nos encanta tanto la Navidad? Seguramente porque es una fecha llena de alegría y gozo. Es un momento para estar en familia y disfrutar una deliciosa cena.
En Navidad acostumbramos dar regalos a las personas que amamos, adornamos la casa con luces, nuestro hogar tiene un bello árbol y cenamos en familia. Todo diciembre es un mes lleno de amor, color y se caracteriza por ser un tiempo para estar con los amigos, disfrutar en familia y darnos el abrazo.
La Navidad este año, sin duda, será una fiesta completamente diferente.
¿Una Navidad con cubrebocas? ¡Jamás lo imaginé! Si me hubieran dicho hace un año que tendríamos que estar en casa sin salir durante ocho meses, no lo hubiera creído.
Suena ilógico pensar que cuidar a tu familia es sinónimo de no ver a otras personas o incluso a tus propios familiares. Salir a comprar la cena navideña usando una máscara que sólo deja ver tus ojos y una careta suena como a una película de ciencia ficción o una pintura surrealista. Así, justamente el 2020 llegará a su fin. Familias resguardadas en sus casas, cuidándose unos a otros a través de no visitarse y mucho menos abrazarse.
Estos momentos tal vez sean los más duros y dolorosos en mi vida.
—¡Necesito un abrazo que dure para siempre! —le dije a una amiga recién falleció mi padre.
La pérdida es una experiencia que me ha enfrentado a una realidad que aún no comprendo. Sé que no soy la única, pues más de cien mil personas en México han fallecido a causa de este terrible virus que ha atacado nuestro planeta. Esto me ha hecho reflexionar, ¿se puede celebrar en medio de la pena y en plena pandemia?
¡Desde luego que sí! La Palabra de Dios nos dice que en el mundo tendremos tristezas y aflicción, pero que nos animemos, Jesús ha vencido al mundo. Así es, Jesús es la razón de la Navidad. Celebramos el nacimiento del Rey de nuestra vida, la llegada del Salvador a este mundo. No sabemos a ciencia cierta cuándo nació Jesús en la tierra, pero sí sabemos que Él ha nacido en nuestros corazones.
El abrazo que necesitamos lo encontramos en Jesucristo. El consuelo que tanta falta nos hace lo obtenemos al orar al Señor y entregarle nuestras cargas. El amor de aquellos que ya no están con nosotros lo tendremos en los recuerdos, lo importante es dar gracias a Dios por sus vidas y bendecir el nombre de Dios porque ahora adoran a su Creador cara a cara.
Con pandemia y cubrebocas, sin abrazos ni visitas familiares, celebraremos la Navidad. Adoremos al niñito de Belén, a nuestro Señor Jesús, al Salvador que nació y con amor eterno nos amó y nos dio vida eterna.
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