Yo te creo
La importancia de saberse valiosa y escuchada
Por Graciela Rozas
Hola, Tammy querida.
Ayer te esperé en casa para ayudarte con matemática,
como habíamos quedado.
¿Qué pasó?
Uh, me re-colgué, tía, perdóname.
¿Quieres venir hoy?
Onda que no.
No tengo muchas ganas.
Te noto medio rara.
¿Te pasa algo?
Y… cosas. Pero no te hagas drama.
Vamos, eres mi sobrina, me preocupo.
El domingo me pareció que tenías
unos cortes en los brazos.
¿Qué pasó?
¿No habrás empezado con esa
moda de lastimarse?
Sorry, tía, otro día te cuento.
Hoy no.
Bueno, amor, acuérdate que te quiero mucho.
Trata de venir mañana, que si no le pones pila
a matemática te la vas a llevar a febrero.
—-
Hola. No viniste hoy tampoco.
Te esperé.
Creo que la voy a dejar para febrero, tía.
Y si repito el año no me importa.
Pero, querida, este año empezaste el secundario
con tanto entusiasmo.
¿Qué te pasa ahora?
No estoy bien…
pero no sé si te puedo contar.
Puedes contarme lo que quieras.
¿Viste la denuncia por violación que hizo esta actriz por televisión?
Sí, qué tremendo…
A mí me pasó algo parecido.
¿Con quién?
Júrame que no vas a decir nada.
Querida, lo que te puedo jurar es que
no haré nada sin tu permiso.
Pero tienes que contarme qué pasó para que pueda ayudarte.
¿Te molesta alguien en la escuela, en el club,
en dónde pasó?
En mi casa.
No me digas que fue la pareja de tu mamá…
No, el hijo, Beto.
Pero, qué, ¿vive con ustedes ahora él también?
No, no vive con nosotros, pero viene seguido.
¿Qué edad tiene?
Creo que 20, o por ahí.
¿Qué te hizo?
Un día en que estábamos solos me pidió
que le dejara buscar algo en mi compu,
con el cuento de que la suya está
rota, y cuando estaba en mi pieza
me empezó a tocar…
Ay, tía, es horrible, no te puedo contar…
No me lo puedo sacar de la cabeza.
No puedo dormir en la noche,
ni de día tampoco,
porque tengo miedo de que se me meta
en la pieza de nuevo.
Y si cierro la puerta con llave
mamá se enoja,
dice que le quiero esconder algo.
Está bien, querida.
Pero tienes que decirle a tu mamá.
Necesitas ayuda, y a ese muchacho hay
que denunciarlo.
Es que no me va a creer.
Ella piensa que él es re bueno.
Si el sábado quería darle el auto a él para
que me llevara al cumple de Jenny.
Me tuve que hacer la enferma
y no ir a la fiesta, para zafarme.
No sé cómo hacer para no estar más
a solas con él.
¿Quieres que hable yo con tu mamá?
No, tía, por favor, no digas nada.
Se va armar mucho lío,
no quiero embromar a mamá.
Tammy, tú no vas a embromar a nadie,
es ese chico el que trajo el problema. Por
favor, tienes que decirle a tu mamá.
Si no, lo haré yo.
Bueno, voy a tratar.
Hola, Tammy, ¿hiciste lo que te dije?
Sí, pero todo mal.
Le dije a mi vieja. Primero onda como
que no me creyó mucho. Dijo que me habrá
parecido, que capaz que estoy celosa.
Me enojé mucho, y le mostré el moretón
que me dejó en el brazo cuando me apretó.
Todavía se nota.
¿Y?
Y, ahí me tuvo que creer.
Y le fue a decir al padre.
Uuuh, ¡me imagino la que se habrá armado!
Mal, tía. Él empezó a gritar que es culpa mía,
que soy una mentirosa,
que lo provoco porque ando en shortcitos…
Mejor me hubiera callado.
No, Tammy, hiciste bien. Eso
no se puede callar.
Pero es que ahora ellos andan peleados,
y yo tengo la culpa.
No tienes ninguna culpa.
Y sí, y quién si no...
Ahora mamá dice que dejemos todo
así, porque si no Roberto se va a ir del todo,
y nosotras nos vamos a morir de hambre.
Dice que ella se va a encargar de que Beto
no esté más a solas conmigo.
Pero yo no lo quiero ni ver. Me da miedo.
Y asco.
No, esto no puede quedar así.
Es mi hermana y me va a tener que escuchar.
Mañana paso por tu casa.
—-
¡Buen día, princesa!
¿Ya te despertaste?
Sí, hace un rato. Al principio no sabía
dónde estaba.
Es que dormí como un tronco,
hacía rato que no dormía tranquila en mi casa.
¿Tú a qué hora vuelves?
Salgo del trabajo a la una, y voy para allá.
Llevo el almuerzo.
Gracias por traerme a tu departamento
y hacerme lugar.
Y por convencer a mamá de hacer la denuncia.
Fue horrible, pero ahora siento como un alivio…
Bueno, alguien tenía que ponerse de tu lado.
Yo ya pensaba que a nadie le importaba.
Me quería morir.
Tu sabes que siempre te quise mucho.
Y que siempre te hablé de Dios,
que es quien te ama más que nadie.
Sí, yo me acordaba de eso que me decías.
Que hablara con Él. Yo oraba, le contaba,
pero parecía que no pasaba nada…
Pero Él te estaba escuchando.
Sí, pero ¿por qué permitió que me pasara esto?
Ojalá pudiera encontrar una razón para todo.
Hay cosas que no puedo responder.
Pero sí sé que este es un mundo
lleno de maldad, y eso a veces nos lastima.
Dios nos hizo con libertad,
no maneja a la gente como títeres.
Y algunos eligen muy mal,
como ese muchacho.
Ojalá alguna vez se pueda arrepentir.
Pero fíjate que Dios no te abandonó.
Nos pudimos comunicar nosotras dos,
me pudiste contar, y eso que hacía rato
que no charlábamos.
Cierto…
Y ahora estoy segura de que te
ayudará en el proceso de sanarte de todo esto.
Despacito lo transitaremos juntas.
Tía, ¿me puedo quedar a vivir contigo?
Eso lo decidirá el juez que se encargue
de tu caso, querida.
Por ahora me dieron permiso para traerte,
tu mamá estuvo de acuerdo, así que
vamos paso a paso.
Yo me quisiera quedar aquí.
¿Sabés por qué?
Porque me creíste. Gracias por escuchar mi
historia y creerme.
En serio, gracias.
Tomado del libro Mujeres en el Telar del Tiempo, por Graciela Rozas. Disponible en Amazon, en versión Kindle. ¡Búscalo!
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